jueves, 4 de febrero de 2016

La senda vieja al Lago Espejo

De los muchos años que llevo entrenando y compitiendo siempre me queda el recuerdo de los lugares que dejaron marca indeleble en mi corazón y mi alma.
Sin duda el “viejo sendero al Lago Espejo” en Villa La Angostura, tendrá un lugar preponderante a la hora de evocar caminos.
La recomendación de recorrerlo llegó por casualidad. En estas vacaciones de verano, tuve la posibilidad de viajar al sur y pasar unos días en la región de los lagos. Como siempre hago en mis viajes, llevo todo lo necesario para entrenar y trato de hacerlo con continuidad.
Con mi señora alquilamos una cabaña en el Barrio Bandurrias en pleno cerro, y en cuanto me pude acomodar después del viaje me puse las zapatillas y me dispuse a correr un rato.
El dueño del establecimiento me recomendó que hiciera un sendero que arrancaba a mas o menos 1 km de donde nos alojábamos…”es donde se hacen las carreras de aventuras en la zona”…comentó.
Tengo que confesar que no me gusta correr en terrenos desconocidos. Prefiero lugares seguros y que sepa que puedo tener asistencia en caso de necesitarla. Con la edad he perdido reflejos y no es la primera vez que tropiezo y voy a parar de cabeza al suelo. Por suerte nunca fueron golpes graves. Pero me tomo el asunto con la seriedad necesaria para no tener un disgusto mayor.
Salí con prudencia siguiendo las indicaciones y a poco de trotar me encontré que el camino vehicular se convertía en una senda peatonal angosta pero muy bien conservada, que permitía correr a buen ritmo sin tener que esquivar o atravesar ningún tipo de obstáculo.
A poco de empezar el sendero se comienza a subir el cerro en medio de un bosque que seguramente tiene muchos años de antigüedad. Los árboles que lo conforman son altísimos y casi durante todo el trayecto no se llega a ver el cielo, lo que da una sensación extraña pero de una belleza incomparable.
Yo siempre corro con reloj con gps para saber cuantos kilómetros hice y a que ritmo, pero en esta zona no funcionaba y tampoco hay señal en el celular, por lo que se hace imposible saber la distancia exacta del sendero.
El piso es de tierra y esta bien compactada, lo que permite correr a buen ritmo, todo el que es posible haciendo zigzag en un camino con subidas y bajadas continuas...
Honestamente, sentí envidia de los que viven en la zona y la posibilidad que tienen de entrenar en medio de tanta belleza.
Muy motivado y con un ritmo más que aceptable, tardé una media hora en llegar al lago Espejo luego de atravesar al final de la senda la ruta asfaltada que une Villa La Angostura con San Martín de los Andes.
Lugo de recuperar un poco de aire al borde del lago y con la vista insuperable de las montañas en el horizonte volví por el mismo camino y tarde unos minutos más en recorrerlo, pues las subidas al regreso son mas pronunciadas y me obligaron a bajar el ritmo.
Días después solicité información en la oficina de turismo y me dieron un folleto donde detallaba el comienzo de la senda y la distancia entre ida y vuelta, Comienza en el “Camino de Cóndor” en el puente peatonal que cruza el Río Correntoso y finaliza en el lago antes mencionado. Tiene una extensión total de 12 km entre ida y vuelta.
Me recomendaron otros senderos y también los recorrí tratando de conocer algo más, pero ninguno con la belleza y la sensación de soledad que encontré en esta senda.
Sentí que Dios me había puesto en ese lugar para que descubriera la belleza de su obra...volver a revivir esas sensaciones hace que se me estruje el corazón…literalmente.
Agrego algunas fotos del recorrido, el lago Espejo y el puente donde comienza la senda…Ojalá que alguno de los que hoy están leyendo estas líneas puedan experimentar y disfrutar corriendo este lugar paradisíaco tanto como yo ese día.




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