martes, 15 de septiembre de 2015

10 km Mariano Forgit en mar de Ajó

Las ganas de competir siempre están…
Bastante accidentadas han sido las últimas semanas de mi entrenamiento.
Después de sufrir una fuerte contractura que me impidió correr los 42 km en Rosario, no he podido dar continuidad al mismo. La verdad es que si entreno 3 días seguidos con intensidad, ya vuelvo a sentir molestias musculares que me hacen volver a bajar el ritmo por miedo a sufrir males mayores.
En ese contexto cuando mi hijo menor me propuso viajar a Mar de Ajó, 180 km de mi lugar de residencia, tuve demasiadas dudas acerca de competir o ser espectador. Pero estas ganas locas de ser parte de una largada una vez más pudieron más que mi sensatez y ahí estamos, de nuevo en el ruedo.
Hace ya 5 años que Pablo Forgit organiza esta prueba de 10 km en esta hermosa ciudad balnearia. Un homenaje a su hermano, prematuramente desaparecido, que ha generado una verdadera ola de adhesiones de la gente del lugar y hoy es una carrera con un marco de convocatoria muy importante.
Siempre digo que para sentir el verdadero sabor del atletismo callejero hay que correr en los pueblos. La gente del lugar lo siente como propio, y se vuelca a la calle a colaborar o simplemente premiar a los participantes con algún grito de aliento o un aplauso.
Salimos de mar del Plata cerca de las 6,30 de la mañana. Hay casi 2 horas de viaje. Para cuando llegamos, estaban inscribiendo a los últimos rezagados y entregando los kit a los que no eran del lugar. Entre las 2 competencias, 4 km y 10 km certificados, casi 900 inscriptos. Un verdadero record para una ciudad chica. Pero ojo, nada es casualidad, hay mucho trabajo de promoción previa, mucha gente trabajando para que no haya ningún detalle descuidado y fundamentalmente una inscripción sin costo. La premisa era colaborar con un alimento no perecedero para poder anotarse. Una iniciativa verdaderamente solidaria. Todo mi reconocimiento a Pablo Forgit, verdadero pulmón de esta fiesta que seguramente irá creciendo año a año.
En cuanto a la carrera propiamente dicha, se largo un rato después de lo anunciado, algo justificado en función de la cantidad de atletas. Un mínimo detalle organizativo que seguramente será corregido en las próximas ediciones.
La largada era de 200 metros hacia la avenida principal y luego se giraba hacia la costa en dirección a la avenida costanera, donde estaba el giro de los que corrían 4 km. Al llegar a la misma se doblaba hacia el norte otros 3 km para retornar por la mano contraria hacia el lugar de largada, completando los 10 km.
El circuito es totalmente asfaltado y más allá de alguna cuneta algo pronunciada, es veloz y seguro. Lo que hizo difícil correr fue el viento que soplaba cruzado durante casi todo el trayecto, razón por la cual los tiempos fueron verdaderamente malos para la mayoría de los participantes.
Yo luché contra esta dificultad todo lo que pude, pero sinceramente aunque hubiese sido un día ideal no creo que hubiese bajado mucho el tiempo.
Yo corro dentro de lo que soy hoy. Claro que me gustaría correr más rápido, pero no hay mucho más rollo en el carretel. No digo que me conformo, pero tengo que ser realista. Ojalá en un futuro cercano pueda rendir algo más que hoy.
En resumen: 41:58 (según mi gps), para los 10 km certificados, puesto 48 en la general y 1º puesto en mi categoría de 55/59 años. Feliz de hacer lo que me gusta.
Como final, quería comentar algo que me llamo la atención. Las muestras de afecto de los corredores para con Mariano Mastromarino, medallista en los 42 km en los últimos panamericanos y ganador cómodo de la prueba, demostrándole una admiración que parece rara en un deporte amateur. Y realmente, si alguien se merece el reconocimiento, es el “colo”, nunca negó una fotografía ni una sonrisa a todos los que se lo requirieron. Un verdadero ejemplo de humildad y sencillez.

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