Hace unos días, en pleno proceso de recuperación de un desgarro que me tuvo a mal traer los últimos 2 meses, me ocurrió un hecho singular.
Acostumbro entrenar en la costa una parte de mi recorrido habitual de 11 Km., que es el kilometraje que hago como parte de mi “vuelta” al entrenamiento.
Justo en el momento que me sentía con un ritmo realmente bueno para esta etapa, me paso a un paso bastante mas rápido que el mío, un corredor con indumentaria futbolera, pantalón hasta la rodilla, camiseta y medias tres cuartos, con los colores de Boca.
Sinceramente el verlo pasar a un ritmo mayor que el mió, me desmoralizó. No es que no soporte que “Riquelme” corra mas rápido que yo, pero yo soy cuidadoso en mi indumentaria deportiva. Me gusta verme como un “atleta”, aunque ya este lejos de serlo realmente. Mi ropa me identifica como un maratonista. Yo se que el habito no hace al monje, como habitualmente se dice, pero al verme como un corredor, con la ropa adecuada para ello, me genera una satisfacción que seguramente suma algunos puntos de motivación a la hora de salir a correr.
Esta pequeña anécdota disparo mis recuerdos a una carrera que corrí hace ya varios años, supongo que debe haber sido en el año 1994/95. Era una competencia de 10 Km. organizada por una sociedad de fomento barrial.
En esa época, yo acostumbraba entrar entre los 10 primeros, y conocía a mis rivales y los que me podían ganar, de hecho con la mayoría compartía entrenamientos y ello me conocían también a mi.
Era muy raro que apareciera “alguien” que no fuera conocido y pudiera correr a nuestros ritmos. De hecho, antes de largar yo miraba la lista de inscriptos y sabia que puesto podía aspirar, pues sabia de antemano en que tiempos podía correr mis rivales y en cual yo. Por lo que grande fue nuestra sorpresa cuando un desconocido tomo decididamente la punta de la competencia y se nos empezó a alejar con un ritmo superior al nuestro. Iba totalmente vestido con la indumentaria de River Plate. Hasta medias largas tenia.
Entre nosotros nos preguntamos si alguien lo conocía, y hubo un comentario general de que seguramente no soportaría el ritmo que el mismo impuso.
Bueno, el caso es que lo aguanto, finalmente entro 2º en la general, creo que la carrera la gano Julio Flores, un atleta reconocido de aquellas épocas y yo llegue un par de minutos largos atrás de el.
El futbolista devenido a corredor se llamaba Miguel Ortis, y en poco tiempo se convirtió en uno de los mejores corredores de 1500 metros en el país. Esta carrera, que fue su debut absoluto, lo puso rápidamente en la órbita atlética.
Por eso siempre digo que no hay que menospreciar a nadie, nunca se sabe de dónde y vestido de qué, puede aparecer nuestro próximo representante olímpico. En la foto se lo ve al mencionado Ortis, peleando la punta en una competencia de calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario