¿Carreras multitudinarias o en pueblos chicos?

A veces me pregunto como hacen las grandes empresas para promocionar una competencia de running y tener éxito.
Seguramente el sitio donde se realiza tiene que ver. En carreras de aventura el paisaje es importante. En su mayoría son en lugares casi inaccesibles a los espectadores, así que el paisaje tiene que actuar como motivación natural. En ese sentido, las carreras ofrecidas por el club de corredores no tienen competencia. Ya de por sí el entorno de los circuitos es fantástico y combinan, paisaje, seguridad con eficiencia en cuanto a la organización. El Cruce de los Andes figura ya entre una de las mejores carreras de aventura del mundo.
En una escala menor pero con igual mérito en cuanto a la organización, se puede nombrar al circuito Salomón, con competencias de 21 km en diversos lugares del país y que llega a su culminación con los 42 km que se hacen en Villa La Angostura. Un desafío en la montaña para una distancia tradicional.
En las carreras de calle funciona un detonador distinto, que aparentemente, tiene que ver con las grandes urbes. Pareciera que en las grandes ciudades es una cuestión matemática, a mayor cantidad de habitantes, mayor participación de corredores. Acá no comparto el gusto de la mayoría.
La verdad es que no me gusta correr entre miles de competidores. Me cuesta acomodarme en la largada, me produce como una especie de pánico estar rodeado de gente esperando el disparo de inicio. Inclusive tengo problemas para encontrar mi ritmo, la mayoría de las veces tengo que salir muy despacio, y por mi forma de correr siempre me veo perjudicado.
Seguramente esto sea una manía que me quedo de mi época de pista, donde a veces éramos 4 o 5 en la línea de partida.
Es obvio que me pasa a mi solo, porque sino no habría carreras con tanta gente.
Y si es por cuestión de gustos, prefiero siempre las carreras que se hacen en pueblos o ciudades chicas. Me da la impresión de que no hay intención de lucrar con la organización, seguramente hay excepciones, y en muchos lugares es una fiesta apoyada por la gente del lugar. He corrido carreras donde todo el pueblo se arrima a la vereda a alentar el paso de los participantes, lo que le da un marco absolutamente singular.
Seguramente se debe a que hay pocas competencias durante el año, a veces solo una, entonces todo el mundo apoya la iniciativa.
Claro que a medida de que el running se ha hecho popular, son pocos los lugares donde todavía se puede disfrutar de esa sensación.
Uno de eso lugares sigue siendo lo “10 km de Campo” que se organizan el 13/5 en Cte. Nicanor Otamendi, un pueblo-ciudad que se encuentra a 30 km de Mar del Plata por la ruta 88.
Ya he participado 2 veces de esta fiesta hecha con fines solidarios. La carrera tiene una característica original, pues su recorrido es por caminos vecinales que atraviesan chacras y campos cercanos. Los premios son hechos por artesanos y se hacen sorteos con productos que la gente dona para ello. En la llegada se puede comer un sándwich de chorizo o pastelitos a precios más que accesibles. Esto le da un tono muy distinto al que se acostumbra ver en las grandes ciudades.
La foto de día es de la largada de esta carrera con Sergio Palma encabezando el pelotón de punta.